sábado, 9 de julio de 2016

Entropía.

Se metió a bañar con el cuerpo ardiéndole de cansancio. La pesadez de los días se hacía más tediosa conforme pasaba el tiempo. Se colocó bajo la ducha dejando que el chorro helado le hiciese erizar la piel de la espalda. Dejó que su cara se empapara y llenara de húmedos cabellos. Se dio la vuelta y al aclarar la mirada vio un reloj en la pared frente a ella. Sí, un reloj en el baño. Y los había en cada habitación de la casa. Exactamente diez minutos en la ducha. No más. Frotar el jabón con la esponja de izquierda a derecha seis veces. Al envolverse con la suave toalla color azul, al igual que las paredes, se dio cuenta de que había una araña junto a la puerta, en la parte de arriba. En realidad había muchas arañas por toda la habitación. Se espantó y salió de allí cuanto antes. Debía estar en la cama en cinco minutos. Miró la pared checando por última vez la hora. Pero no había nada. Ni reloj, ni pared, ni araña, ni ducha, ni chica, ni nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario