viernes, 19 de agosto de 2016

Singularidades.

Te miro fijamente y me pregunto por qué tus pupilas no son blancas. Encajas tu presencia como una abeja hace con su aguijón. Tu sencillez me hace suspirar miel con cada canción. Te encuentras catalogado entre el tipo de persona que no aguanto y el tipo que encuentro solo una vez en la vida. No quiero perderte tan pronto porque me destroza imaginar un futuro en el que no estás. De nada me serviría intentar ser como tú y que no me afecte nada, pero aquí estoy parada sintiendo todo en un solo instante, ¿a eso cómo le llamas? No podría encontrar en el mundo a alguien como tú. No sé si es porque eres un idiota, pues tú mismo te proclamas así. No sé si es que eres tan meticuloso, ya que planeas cada paso que das; no sé si es que eres tan pulcro, que no dejas que tu cabello lo toque nadie más. No sé si es que simplemente te amo a ti y a nadie más. ¿Por qué lo pienso? ¿Por qué le busco belleza a los surcos de tu rostro? ¿Por qué tanto afán en encontrar la complejidad de la forma en que se acomodan tus pestañas? Y es que divago tanto que a veces dudo que seas real. ¿Qué es un sueño y cómo saber que en realidad no vivimos en uno, y que al despertar comienzan las ensoñaciones? Si así fuera, pediría soñar contigo cada noche, y escribir de ti en un bobo diario de sueños. ¿Qué tan metido estás en esto, mi fiel cazador? Yo no veo ya la salida, y tampoco es como que desee escapar de este delirio, no más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario