Estás tan asustada que quieres que te rodeen sus brazos,
pero sabes que él no va a estar para consolarte. Estás tan loca que imaginas
que los retratos de la pared toman vida y salen de los cuadros a pasearse por
el comedor. Estás tan sola que tienes miedo de las sombras que se proyectan con
la luz que entra por la ventana. Tienes tantas ganas de llorar que no puedes
pronunciar palabra cuando te preguntan si estás bien. Te has callado tantas
cosas que ahora te es imposible decirles que te sientes perdida, confundida.
Tienes tantas inseguridades que crees que todo el mundo te mira con asco.
Ya basta, matemos la histeria, esa que te tiene tan mal.
Deja de evitar hacerles daño, ellos no reparan en ver si estás bien, a ellos no
les importa si te lastiman. Sepultemos la histeria, he traído mi pala, aquella
que antes te ha ayudado a sepultar con fiereza tantas cosas que nos hacían
daño. Estás por morir de inanición, no quiero que desaparezcamos entre el
montón de promesas y besos viejos, demacrados. Aliméntate de sus almas,
acércate a mi cementerio, leamos juntos de madrugada mientras cuidamos a los
muertos. El cazador no se irá, así que no mires atrás. Podemos sepultarlo a él
también, si tú quieres.
Tranquilízate, porque las caras en las paredes no se moverán
de allí, no temas a oscurecerte de nuevo, ambos sabemos que lo que necesitas se
encuentra aquí. La puerta del cementerio siempre estará abierta para ti, te
prestaré mi pala, construiremos ataúdes de sobra. Sepultémoslos con ahínco, no
saldrán de ahí, aunque lo intenten; esas promesas vacías, esas amistades
falsas, aquellos días de goce fingido, quedarán allí. Sepultemos la rabia
contenida, el dolor y la frustración. Mi sabiduría te guiará a través de las
lápidas por si quieres visitarlas luego, aunque no las dejaremos salir más.
Así no te sentirás sola nunca más, la noche, la lluvia y el
cementerio son tus buenos amigos. De esta manera no sentirás más miedo, y si es
así, no necesitarás los brazos del cazador hermético y solitario; de esta
manera, tu locura se quedará en una caja a tres metros bajo tierra, y los
retratos se quedarán en su lugar. No tengas miedo a estar sola, pues vas a
enloquecer de verdad. La soledad te ayudará a sepultar también tus
inseguridades. ¿Escuchas el sonido de la lluvia al chocar contra el asfalto?
¿Te inquietan las goteras de tu cuarto? Vamos a deshacernos del escozor de la
piel, y de los intentos fallidos de encajar, vacía tu alma en mi cementerio,
también a ella la vamos a sepultar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario